Por qué ante la posibilidad de desplegarme como un ser abundante y merecedor, me quedo con algo que está frenándome siempre?. Eso que te frena son las creencias limitantes.
Establecemos metas, objetivos, propósitos, tomamos decisiones como pensamiento voluntario, desde nuestra parte consciente. Pero fallamos, parece que hay otra parte que no apoya eso; es la parte subconsciente o automática, esa que derrota a todas tus metas, que sabotea todos tus buenos propósitos. Aunque también dentro de esta parte subconsciente están nuestras creencias potenciales que sí nos ayudan a cumplir nuestros objetivos.
La mente consciente trabaja con un 5% de nuestra capacidad, mientras que la subconsciente con un 95%, donde están instaladas nuestras creencias que se conforman desde que somos bebés. Si estas creencias limitantes son fuertes y las dejamos actuar, por más que queramos avanzar, hay otra parte de nosotros que se queda en otro estado y parece que no puede.
Nosotros podemos tener creencias sobre nosotros mismos o el mundo, pero también nos vemos influenciados por las creencias de los demás. De hecho muchas creencias que tenemos son inculcadas por otros, medios de comunicación, familia, amigos… Nos moldean, influyen o determinan aspectos como la felicidad, la manera de relacionarnos, el éxito… Hay creencias limitantes que nos afectan directamente a nuestro físico, produciendo estrés y cansancio.
De los 2 a los 7 años cualquier cosa que nos digan va a ser nuestra verdad, es cuando se instalan la mayoría de las creencias; tanto las que nos ayudan como las que no, limitan nuestro potencial y que ahora tenemos en modo automático. Hacemos nuestras creencias escuchadas como: el amor duele, el dinero no crece de los árboles, para ser alguien en la vida tengo que trabajar muy duro, el trabajo es lo primero… Tenemos un inicio de encuentro con el mundo en el que todo parece muy hostil. Pero vamos desarrollando mecanismos para sobrevivir. Lo que está en nuestro subconsciente es el “yo no valgo” “yo no puedo” pero tengo que seguir adelante, y encuentro como salida opciones en las que me voy conformando con todo, y al final nos encontramos con que lo que tenemos no concuerda con nuestros deseos.
Observar nuestro propio pensamiento es el inicio de algo muy bonito, una experiencia donde yo decido cambiar las cosas, un juego que me da el poder para hacerlo. Aparece un pensamiento limitante y lo que tenemos que hacer es invertirlo; es decir, aparece un “es que yo no puedo hacer eso” y lo debates, por qué no? y empieza a surgir el diálogo interno en el que cuestionas cada una de estas razones del por qué no y te preguntas de dónde viene esta creencia, cuándo se originó. Con esto vas a empezar a obtener unos puntos de fortaleza, una serie de pautas que si te acerquen al “puedo hacer eso”, un plan de acción que si te acerquen a la vida que quieres, a las metas que quieres. Has derrotado a tu creencia, cansándote del discurso negativo de esta.
Es un entrenamiento de la mente, igual que cualquier otro, es salir de la zona de confort para evolucionar. No hay nada en el mundo que pueda cambiarnos si nosotros mismos no lo hacemos. Tenemos que conectar con el ser esencial, esa inteligencia que nos da una posibilidad de expansión ilimitada.
Si no derrotas tus creencias limitantes, van a seguir tirándote al suelo. La vida comienza fuera de tu zona de confort.